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“Cuando un amigo se va”: En memoria de Raúl Ochoa (QEPD)

Hace casi dos semanas falleció un amigo muy especial, parte de la comunidad del rock aquí en Mexicali, su nombre era Raúl Ochoa y muchos le decíamos “Rulo”.


Les quiero escribir el cómo lo conocí: A finales del año 2006, Raúl y yo nos conocimos porque estábamos tomando el mismo camión, aunque para diferente dirección, cuando llegué al lugar donde estaba destinada acudir, me invitaron a desayunar David Chong e Iván Aviña, estudiantes en ese entonces, de la carrera de ingeniería química en el Tecnológico de Mexicali.


Así que fuimos a desayunar a Plaza Nuevo Mexicali, cuando llegamos, cuál va siendo mi sorpresa que el chico simpático y agradable que conocí en el camión, era amigo cercano de Iván. Ambos se saludaron con efusividad, se gritaron por sus sobrenombres, y ahí es cuando me di cuenta que las coincidencias no existen.


Al paso de los años, nuestra amistad creció, por medio de la compartición de música, de experiencias, de charlas amenas llenas de sentido humano, dejando atrás los chistes; Raúl era un hombre muy inteligente, con una habilidad enorme para tocar la guitarra y saben una cosa? Me gustaba mucho el feeling que le ponía al cantar una canción. A él no le importaba si desafinaba, si no llegaba la nota, era tanto su amor la música, que eso venía sobrando.


En 2011 comenzó a visitarnos frecuentemente en casa, siempre con su guitarra en mano, sus cigarrillos y sus canciones de Stone Temple Pilots, in Chains, Dave Matthews Band, Tool, Fuel, Thrice, Stone Sour, por citar algunos.


La convivencia se gestaba en un halo de música, cine, videojuegos y consejos sobre la vida misma, era tan respetuoso en casa que siempre le gustó que prepara un café con chocolate para acompañarlo con un cigarrillo, por respeto a mis padres nunca tomó alcohol en mi casa, y eso siempre lo tendré en mi corazón.


Mi familia lo quería mucho, era uno de mis amigos más respetados, a mis papás les gustaba platicar con él, y era tan ameno, que la charla fluía de manera natural.


Para el año 2012, participó en uno de los eventos que organizaba, en esa ocasión tocó una canción de Stone Sour, Stone Temple Pilots y no recuerdo qué otro artista, mi hermano tocaba la segunda guitarra y yo le hacía a los coros (él siempre me animó a volver a la música).


Me enteré de su fallecimiento por redes sociales y rápidamente me comuniqué con Iván, su mejor amigo, su hermano del alma.


A lo que quiero llegar con esta columna amigos lectores, es como como saben, la vida es muy efímera, y a veces pensamos que las personas siempre serán eternas, y por eso mismo es necesario limar asperezas, arreglar las cosas a tiempo.


Yo me sentía contenta estos últimos meses, porque Rulo se comunicaba mucho con mi hermano Gustavo, que le estaba ayudando a planear un proyecto que tenía en puerta, y mis padres cuando se lo encontraban, siempre les saludaba con mucho cariño y respeto. Para mí, eso es el valor más importante, el respeto.


Les juro que extraño las charlas con Rulo, su amor por la música, su sonrisa de oreja a oreja cuando hablaba de “Los Simpsons”.


Se nos fue uno de los músicos más queridos y creativos de Mexicali, con un alma bondadosa y humilde, el cual siempre fue un excelente amigo y que llevaremos por siempre en nuestro corazón.


Descanse en paz, el buen Rulo.


 
 
 

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